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EL EJERCICIO Y EL CORTISOL

EL EJERCICIO Y EL CORTISOL
El ejercicio puede ayudar a manejar los niveles de estrés en tu vida, pero también puede incrementar los niveles del mismo si no escuchas las necesidades de tu cuerpo. Cuando estamos estresados, se libera una hormona esteroidea, conocida como cortisol (también llamada hormona del estrés) a nivel de las glándulas suprarrenales. La principal función del cortisol es estimular la disponibilidad de energía a través de la degradación de proteínas mediante un proceso llamado gluconeogénesis, metabolizar el glucógeno y las grasas para aumentar los niveles de glucosa en sangre. Esta hormona trabaja en contra de la insulina que, por el contrario, trata de disminuir los niveles de glucosa en sangre, pero cuando hay una liberación permanente de cortisol, se elevan los niveles de glucosa en sangre, lo cual estimula la producción de insulina para tratar de estabilizarla. Si ambos permanecen elevados, esto podría ocasionar resistencia a la insulina y posteriormente diabetes. El cortisol estrecha las arterias y junto con la adrenalina contribuye a elevar la presión arterial y la frecuencia cardiaca. Además, es un supresor natural del sistema inmune, por lo que si hay una elevación constante de los niveles del cortisol, esto disminuye nuestra resistencia a las enfermedades. Necesitamos el cortisol en nuestro día a día para mantenernos alertas y motivados, pero cuando permanece elevado constantemente se convierte en un problema. Ahora bien, ¿qué tiene que ver todo esto con el ejercicio? Cuando nos ejercitamos, las demandas de nuestro cuerpo se hacen mayores, el cuerpo ante cualquier demanda libera el cortisol para lidiar con el factor estresante, que en este caso es el ejercicio. Las investigaciones han demostrado que cuando nos ejercitamos a una intensidad por encima del 40%, el cortisol es liberado como medida para mantener la disponibilidad de energía a través del metabolismo de glucógeno y de las grasas, y luego permanece circulando al terminar la sesión. Cuando el cortisol permanece elevado en el cuerpo, conduce a desbalances en la insulina, lo que a su vez conduce a un incremento de grasa en el abdomen y alrededor de los órganos y, en consecuencia, a la obesidad. Esto ocurre cuando no estas manejando tus niveles de estrés. Puedes estar haciendo ejercicio regularmente y comiendo muy saludable y al mismo tiempo te sientes con ese peso extra. Es el problema de vivir estresados. Cada vez que estas estresado, se libera cortisol. ¿Cómo podemos manejar esta situación? El estrés produce cortisol y el ejercicio también, pero algo importante es que a medida que nos acostumbramos a hacer ejercicio diariamente, el cuerpo no percibirá esto como estrés y se liberará menos cortisol. Sin embargo, si estás estresado y haces ejercicios de alta intensidad, se elevará el cortisol y estarás susceptible a infecciones como la gripe, por ejemplo. En este caso, es mejor que realices ejercicios de intensidad moderada, como caminar a paso rápido, pilates, natación, yoga, etc., que te ayuden a controlar la respiración y el estrés, y deja los ejercicios de alta intensidad para cuando te sientas menos estresado, ya que al hacer ejercicio se liberan endorfinas pero también cortisol. Aquí comparto un estudio que muestra la efectividad del ejercicio de baja intensidad en cuanto al control de los niveles de cortisol. Es importante aprender a escuchar a tu cuerpo. Busca dentro de ti y pregúntate que es lo que tu cuerpo necesita. Tú encontrarás esa respuesta. Imagen destacada vía freepik.com