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Las voces en tu cabeza, ¿están a tu favor o en tu contra?

Las voces en tu cabeza, ¿están a tu favor o en tu contra?
Me contenté muchísimo cuando recibí la sorpresa de haber sido elegido como colaborador oficial de saschafitness.com. Sascha nos ha mostrado con actitud los beneficios de comer saludable y ejercitarnos, y yo vengo a complementar tu vida con las técnicas y herramientas que han ayudado a cambiar la mía, y la de miles de personas en el mundo. Así como cuando decides mejorar tu cuerpo y recurres a un entrenador deportivo, cuando quieres potenciar la calidad de tu vida, un buen coach de vida es el aliado ideal en tu transformación. Como Coach Personal de vida he tenido la oportunidad de trabajar con personas que han visto transformar sus vidas en muy poco tiempo. Mi estrategia se basa en extraer lo mejor de ellas y mostrarles que sí pueden alcanzar lo que desean. Durante sesiones semanales mis clientes y yo exploramos lo que contribuye o no a su progreso, y trabajamos en las formas y maneras de hacer que las transformaciones que desean sean definitivas. Cuando comencé en el mundo del coaching personal tenía un sobrepeso de 30Kg. Aun cuando me sentía bien dentro de mi cuerpo, sabía dentro de mí que podía alcanzar otro nivel de autoestima al mejorar mis hábitos alimenticios y la ingesta que le otorgaba a mi cuerpo. Fue allí cuando decidí pasar a otro nivel y experimentar los beneficios del coaching en mí mismo. Mientras seguía un plan de alimentación para pérdida de peso, trabajé en paralelo con mi Coach Personal de vida para hacer que el cambio fuera interesante, divertido y trascendente. Dividí mi meta en varias etapas; en lugar de sentir que mi meta era inalcanzable, decidí verla como una meta compuesta de pequeñas partes. Así, los 30 kilogramos que iba a perder los separé en porciones de 5Kg. Lo más importante no fue dividir la meta y alcanzar bajar cada gramo. Lo más importante, lo que me acompañó durante todo el proceso, fue el control de las voces que habitaban en mi cabeza: las voces que decían que no lo iba a lograr, que el cuerpo ideal no era para mí, que lo logrado no era suficiente; o esas voces que decían que aun cuando bajara de peso lo volvería a recuperar tal como me había sucedido antes, etc. En fin, esas voces no gratas se hacían presentes en mí, día tras día. Lo importante de esas voces no era sus mensajes, sino su presencia. Su presencia me indicaba que ese tipo de voces no eran las de la persona en quien me quería convertir, ni eran mucho menos las voces de quien yo era para ese momento. Esas voces eran de quien yo había sido en el pasado, esas que yo había escuchado y obedecido hasta el punto de tener 30Kg demás. Esas voces eran, simplemente, las voces que ya no quería seguir escuchando. En lugar de pelear contra ellas, decidí entonces recibirlas y agradecerles su presencia. Por poco gratas que fueran, su potencia me indicaba que era una parte de mí que debía reeducarse; y no había alguien más indicado que yo para hacerlo. Enfocarse en las voces que nos destruyen, es confiarle nuestro potencial al fracaso. La materialización de nuestros sueños es del tamaño de la gentileza con la que nos hablemos a nosotros mismos. Tus sueños, tus metas, tus objetivos, y la calidad de tu vida como tal, son un reflejo de las voces que decides escuchar en tu cabeza. Más que obedecer a las voces que te opacan, tú puedes fortalecer las voces que te potencian. En mi caso, las voces que intentaban opacarme fueron las mismas con 20, 30 o cero kilos de sobrepeso. Las voces que nos destruyen no desaparecen, lo que desaparece es nuestra obediencia ante ellas, si así lo decidimos. Y es precisamente esto lo que quiero invitarte a hacer; a desobedecer a todo aquello que no contribuya a tu más alto beneficio. Mi invitación es a que te aceptes hoy tal cual eres, desde adentro, hacia afuera, con lo que te sobra y lo que te falta; a tomarte de la mano con compasión, como tu fiel acompañante ante todo gran paso que decidas emprender. Mi invitación es a que seas tu mejor amigo, y a que puedas decidir qué decirte y que creer sobre ti; pero sobre todo, a que decidas si detenerte o avanzar al escucharte.