Cuando hablamos de inflamación abdominal no nos referimos a “gordura”, sino que aun cuando tengas poca grasa abdominal y estás en forma, puedes tenerla y no sabes por qué. Esa grasa puede estar relacionada con la premura al comer, así que toma nota, porque la digestión empieza por la boca.

Apenas uno se despierta suele estar completamente plano, pero a medida que va pasando el día, cuando vamos tomando agua y consumiendo un poco de sal el abdomen se va hinchando y, si a eso le sumamos el comer apurados, ni les quiero contar, y si le añadimos a esa premura una alimentación mala, harinas refinadas, alimentos procesados, calorías vacías, etc… Mejor lo dejamos ahí. ¡No te sabotees!

Siempre lo he pensado, a veces vivimos en un mar de diligencias y no le damos a la hora de la comida la importancia que merece. Conectarnos con lo positivo de 1. Alimentarnos y 2. De hacerlo de forma saludable para sentirnos mejor, nos traerá otros buenos resultados.

Hay personas que son intolerantes a ciertos alimentos y tienen una respuesta inmunológica y ya eso es otro tema, lejos de la digestión, puesto que esta viene condicionada por una dieta balanceada y estricta. Generalmente, los lácteos suelen pagar los platos rotos en estos casos, ya que causan pesadez, problemas gástricos, entre otros, y conducen en ciertas personas a una mala digestión.

Debes disfrutar lo que comes, masticando bien la comida. Recuerda que la digestión comienza desde ese paso. Debes respetar tu cuerpo y darle lo que necesita, observando qué le favorece y qué lo perjudica. Si tu cuerpo consume demasiado algún nutriente se hará intolerante a eso, así que visita a tu médico para que te asesore con tus comidas y las digieras a gusto. La digestión comienza por la boca, no lo olvides.