FREE Shipping if you buy more than one item (USA Only).

If you need any help contact us at team@saschafitness.com.

Shopping Cart

0

Your shopping bag is empty

Go to the shop

FREE Shipping if you buy more than one item (USA Only).

If you need any help contact us at team@saschafitness.com.

Llegó la Navidad (¡ahora qué hago!)

Llegó la Navidad (¡ahora qué hago!)

By: :Sascha Fitness 0 comments
Soy fiel creyente de que no hay tal cosa como el momento perfecto para empezar, digamos, un plan de fitness, como un montón de planes más. Pero también creo que sí hay tal cosa como el PEOR momento para comprometerse con algo, como podría ser seguir una alimentación y un sistema de ejercicios para lograr un objetivo en específico (digamos, perder grasa). Porque esto requiere dedicación y aguante. Que tu fuerza de voluntad esté entonadita y estés claro en lo quieres. Si lo haces a medias, difícilmente vas a ver resultados. Y sí, para mí algo como andar modo gitana errante y Navidad, son como jugarse el gol en contra si vas a iniciar un plan de pérdida de peso. Porque es como que la cosa es difícil pero tú le pones la suma dificultad. El nivel 3200 de SuperMario o alguno de esos juegos de video dificilísimos, pues. Y sí, claro que hay un gentío que vas a ver más duro que el carrizo en estas épocas. Que van a tomarse esa foto el primero de enero mostrando los abs marcados y diciendo: “Yo también me di mis gustos en diciembre, olí una hallaca y escupí dos tragos de vino, mírenme como estoy”. Y buenísimo, 1000 puntos para ellos. Pero yo estoy hablando no del atleta fitness, no del que cuenta la grasa corporal como si fuese lo más importante en su vida. Hablo de aquel que –¡cómo no!– nos gusta vernos bien y de lujo pero, oh, tenemos vida que implica mucho más que pesar los 120 gramos de pechuga de pollo que te tocan de almuerzo. Si tu vida es más complicada que novela gringa, pues esto es contigo: ya llegamos hasta aquí. Y esto es lo que pasa: -Ya lo que no perdiste de grasa, no lo vas a perder en el mes que queda. No importa cuánta promesa hiciste al Santo Niño de las Mancuernas. Ya está. Listo, pasa la página porque llorar no te ayuda mucho. Quizás no te sientes como de portada de revista, pero intentar la dieta rápida de tres días a ver si pasa el milagro, no te va a ayudar mucho. -Si lo que tienes es el acumulado del premio gordo de Navidad, ese que llevas varios años amasando (saben, el clásico “para enero de 2007 voy a estar pesando tanto”, pero lo que has hecho es ir engordando en vez de adelgazar) tampoco te eches a morir porque eso no te va a ayudar. Sí es un buen momento para que hagas la cuenta de lo que has hecho hasta ahora y por qué ha pasado tanto tiempo y siempre dejas tu meta de lado. Nada de regaños, es simplemente sincerarse. -Recuerda que diciembre no quiere decir que el mundo se va a acabar. Es decir, si estás en alguno de los otros dos escenarios, no pienses que esto es carta blanca para que hagas de tu alimentación y plan de ejercicios un desastre y digas: “Bueno, como ya no perdí peso/engordé, qué carrizo, me voy a tomar y beber todo”. Porque si bien no tienes que hacer dieta, puedes cuidarte y comer más balanceado durante estas fechas. -Analiza tu entorno, tus objetivos, tu realidad y actúa acorde. Es decir, si no eres de esas personas –que mencione antes– atletas fitness o que viven por puro placer con la grasa corporal en menos dos, no te estés comparando con ellas. Listo. Deja de seguir esas cuentas si te da dolor de cabeza. Si sabes que este diciembre tienes la reunión en casa de tu abuela, en la de la prima y la suegra y todas cocinan como salidas de Master Chef, pues gozas tu comida y listo. No quiere decir que comas –ver punto anterior– como si no hubiese un mañana. Pero el estar viendo fotos en Instagram y llorar no te va a hacer perder peso, pero sí puedes perder tiempo hermosísimo con otras personas –de esas de carne y hueso– que no vas a recuperar. Como les dije, no es llegar a enero rodando. Pero tampoco amargados. Todos los días puedes reinventarte, claro que sí, y como no va a haber tal cosa como el momento en que los astros te tiendan la alfombra dorada para que cumplas tus metas, tampoco te plantees sueños extremos cuando las cosas se te ponen más difíciles.